Reseña anime: Shigatsu wa kimi no uso

Llevaba un tiempo buscando algo que ver que fuese ligero, pero agradable y cálido. Oía a mucha gente hablar de Shigatsu wa kimi no uso, y, de hecho, me sorprendió mucho ver el manga de esta historia hace unos días en mi librería de siempre. Sabía que mucha gente estaba triste porque ya se ha acabado este anime. Ahora sé por qué.

Arima Kousei es chico de 14 años que tiene un talento excepcional para el piano. Sin embargo, ha pasado por unas situaciones personales muy duras y lleva dos años sin tocar, desde la muerte de su madre. Un día de abril, se encuentra con una extraña violinista que le incita a retomar la música y a ser libre a través de ella. Esta violinista es la novia de su mejor amigo y los tres, junto con Tsubaki, crearán una compleja amistad  con más de un romance.

La trama de este anime se va perfilando como una acuarela: empiezan a distinguirse las formas, llenándose de luz y color y moldeándose con el paso de los episodios. Escenas llenas de pétalos de cerezos y días hermosos enmarcan los primeros capítulos. El dibujo es sencillamente hermoso y dan ganas de disfrutar de su desarrollo sin preocuparse por nada más. Poco a poco, empiezan a aparecer, a su vez, sombras y matices que muestran la dualidad de las cosas: todo tiene un lado oscuro, un lado oculto que nadie conoce.

La estética de esta serie es como un cuadro: al principio no dice mucho, pero uno se queda estático contemplando su colorido, sus formas, su movimiento. A este ambiente bucólico se le añade una gran recopilación de música clásica que acompaña, ameniza y se funde con los sucesos de la historia principal. Y es que en cada canción se forma un diálogo interno entre distintos personajes: se habla a través de la música, de las emociones.

Por otra parte, los personajes que nos encontramos tienen una relación poco habitual, que madura y crece con ellos. No es el típico romance shojo, sino que los sentimientos entre unos y otros no son del todo claros y se van afianzando con el tiempo. Otra característica que añade un tono sombrío a la obra es la familia. Aquí se disputa un duelo interno entre el amor y apoyo familiar y las exigencias y expectativas hacia el futuro. Además, la dualidad bueno y malo se va difuminando a medida que Kousei supera los lastres emocionales que lleva consigo.

También nos encontramos con el gato, un símbolo en sí mismo, que representa, de nuevo, ese conflicto interno del protagonista. Al principio, se muestra como algo peligroso y amenazador, para acabar mostrando su verdadera naturaleza. De la misma forma, la crueldad de su madre se muestra desde distintos ángulos, lo que nos hace entender un poco mejor el por qué de la situación.

El ritmo de la obra es lento, pero acompasado; se alternan momentos de dulzura y frescura con otros más dramáticos y sombríos. Podría decirse que hay unos "mini arcos argumentales" que realzan los puntos álgidos de emoción. De nuevo, el acompañamiento musical juega un gran papel, favoreciendo el curso de los acontecimientos. De esta forma, el vínculo que se forja entre los protagonistas transciende a lo racional.

El final es sencillamente mágico. Uno se huele lo que va a pasar. Por una parte lo rechaza y por otro lo desea. Y ya cuando parece que todo ha acabado, aparece la verdad, la verdad que deja al espectador mudo unos instantes. Era predecible. Pero nadie se dio cuenta.

Yo no creo en los sobresalientes, ya que la perfección es casi imposible de alcanzar. Sin embargo, el final de la historia me ha impactado tanto que ha subido el listón general del anime -cosa bastante difícil-. La recomendaría a aquellos que disfruten de la música clásica y las historias relajadas. Si os gustó Nodame Cantabile, esta os va a gustar todavía más.

Calificaciones:

Banda Sonora: 5/5

Historia: 4'5/5

Personajes: 4

General: 4'75

(Aclaración: el 5 no se lo doy porque en algunos momentos me ha faltado un poco más de acción, por lo que, aunque se queda muy cerca, no considero que merezca la nota perfecta. De cualquier manera, es una historia sublime).