¡Hola~!
Hace tanto que no me siento tranquilamente a escribir, que ya ni si quiera puedo acordarme de la última vez que lo hice. Últimamente me encuentro en un estado mental complicado y es ahora, a la 1:11 de la noche, cuando me siento en mi silla a hablar con el aire. Vosotros me leeréis, pero en el fondo siento que es una bocanada de frío que me lanzo a mi misma como forma de ordenar mis pensamientos.
Debería plantearme hacer una sección solo para mis desvaríos de madrugada, ya que parece que florecen de tanto en tanto. Y es que siempre que mi cabeza se sumerge en pensamientos muy profundos, al final acaba ahogándose y necesita soltar el agua que me sobra. Estos días he estado abrumada por el trabajo de la universidad. Hacía mucho que no sentía tanta ansiedad y he tenido que levantarme de la cama cuando, intentando dormir, me he descubierto con palpitaciones, ahogada en todo lo que me preocupa.
Es entonces, en estas etapas de desesperación, cuando cada vez que tengo unos minutos para desconectar, afloran estas reflexiones tan personales sobre mi vida. A veces creo que debería callármelas, pero otras, sencillamente no quiero.
Estos días, cada vez que salía a caminar, me daba cuenta de lo irónica que es mi vida en muchos aspectos; y el aspecto que más me ha afectado últimamente es el de la soledad - oh, vaya sorpresa. Vuelve Umiko depresiva -. Es como si mi cabeza estuviera dividida en dos, totalmente opuestas y que no son capaces de convivir la una con la otra: