sábado, 9 de julio de 2022

Sobre las comparaciones en el mundo artístico

    Antes de empezar con la rayadura de cabeza de hoy -que es una gilipollez-, quería comentar queestoy con mono de escribir últimamente en el blog, pero de alguna forma siento que ya no me identifico con el contenido que hacía aquí, en Manga Seikatsu, por lo que es muy probable que acabe creándome uno nuevo. Más que nada sería para compartir este tipo de rayadas mentales/reflexiones y cosas de escritura. He estado tanteando Wordpress esta tarde, pero creo que me voy a quedar en blogger porque ya estoy acostumbrada a la plataforma. Os iré avisando por redes. 

 

     Ayer quedé con mi profesor de dibujo después de meses sin hablar. Quizá lo más sorprendente es que después de mi paso por la academia en la que daba clases, desarrollamos algo así como una amistad intermedia; en parte yo lo veo como un mentor y él a mí como su alumna; en parte somos solo dos amigos y ya.

    El caso es que ayer quedamos para tomar un café y, no sé muy bien cómo, surgió la conversación de "alumnos prometedores". Me contó que cuando alguien le había preguntado que si había tenido algún alumno que destacase, le había venido alguien en concreto en la cabeza. Se quedó pensativo varios segundos y me dijo que tal vez a lo largo de su carrera habría visto a 3 o 4.

    Por algún motivo, la escena se me hizo bastante incómoda. En primer lugar, porque:

    1. Yo conocía a la persona de la que estaba hablando

    2. Yo también fui alumna suya, con lo cual, me estaba poniendo indirectamente en mal lugar y

    3. Comparar en general, está feo

 

    No sé muy bien por qué, este fragmento de la conversación se quedó pegada en mi cabeza más de lo que debería; y no sabía si era porque me molestaba que pensase que no me tomase el arte en serio (cosa bastante absurda, si tenemos en cuenta que casi todo lo que hago está directa o indirectamente relacionada con la ilustración) o si era por mi estatus ambiguo entre alumna/amiga, que me hacía verme perpleja.

    La conclusión a la que he llegado, después de mucho darle vueltas sin sentido -cosa que no recomiendo en absoluto- ha sido que la palabra "prometedor" en sí mismo, no significa nada.

    Alguien que promete puede no conseguir nada si la vida se pone puñetera; al igual que alguien con cero capacidades puede pegar el pelotazo si las condiciones son adecuadas. En definitiva, ¿merece la pena comerse la cabeza por una opinión subjetiva de cafetería que no se basa en hechos sino en suposiciones?

    No.

    Umiko, deja de comerte la cabeza.

    Gracias.

    Atte. Tu salud mental.

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