lunes, 10 de septiembre de 2018

Reseña manga: Ten Count

Después de tantos años siguiendo esta serie por scans, se me hace muy extraño y a la vez especial decir que he podido terminar de leerla en físico. Un yaoi único, que trata una enfermedad mental de forma realista y que se propone romper muchos estereotipos con respecto a los romances convencionales. Os estoy hablando de Ten Count.


Ten Count es la historia de Shirotani, un chico que sufre un trastorno obsesivo-compulsivo llamado misofobia que le hace tener miedo a las bacterias y, por ende, le obliga lavarse las manos de manera obsesiva con demasiada asiduidad. Cosas tan simples como agarrar el pomo de una puerta o coger algo que haya tocado otra persona se vuelve una tortura. Cierto día, su camino se cruza con Kurose, un psicólogo clínico que se ofrece desinteresadamente a tratarle la misofobia. Para ello, le propone hacer una lista con diez cosas que le gustaría ser capaz de hacer y que su enfermedad se lo impide. A medida que vaya superando todos y cada uno de los elementos de la lista, estará curado. Shirotani se ve incapaz de pensar una décima cosa que añadir a su lista, pero Kurose insiste en que no es necesario que lo complete en el momento; cuando haya sido capaz de cumplir el objetivo número diez, le confesará por qué ha decidido ayudarle.

He de decir que lo que más me ha llamado la atención ha sido mi cambio de perspectiva con respecto a la obra. Los que seáis asiduos del blog sabréis que ya os he hablado más de una vez sobre este manga, pero mi forma de pensar sobre él ha cambiado bastante. De leerlo cada x tiempo, de forma discontinua a leerlo del tirón en dos sentadas, hay una gran diferencia. La primera vez que lo leí por scans se me hacía una historia más lenta y tendía a enfatizar en mi cabeza los aspectos románticos de la historia. Ahora que he leído todo del tirón, comprendo mejor las posturas de ambos personajes; Kurose siente una atracción hacia Shirotani condicionada por su experiencia en el pasado con la misofobia (cosa que trataré con más detalle en la sección de spoilers); por su parte Shirotani se siente agradecido y a la vez extrañado de que alguien se cuele en su espacio vital e intente curarle, cuando él mismo había desistido en su intento de llevar una vida más normal. Esta oposición entre ambos personajes hace que se genere una atracción natural entre ellos, pero que, al mismo tiempo que es espontánea, también tiene ciertos toques de dependencia. Kurose se ve incapaz de dejar a Shirotani estar, porque su enfermedad es una debilidad para él; Shirotani, por su parte, se deja persuadir por el fuerte carácter de Kurose, a pesar de que en ocasiones se le nota visiblemente incómodo con el tratamiento.

La narrativa a lo largo de la obra sigue siendo pausada y tranquila, sin giros argumentales bruscos. Más bien la progresión de los acontecimientos deja caer alguna que otra sorpresilla, pero sin desestabilizar la impresión general del tomo. Se ahonda mucho en los personajes, sus emociones, la forma de pensar y las elucubraciones sobre el por qué el otro actúa de tal o cual manera. Hay periodos en los que los protagonistas pierden el contacto, pero se ve perfectamente justificado por los acontecimientos y la forma en la que su relación progresa.

Lo que al principio comienza siendo una relación de "conveniencia" acaba siendo una relación pseudo-romántica con toques masoquistas. No es que se exhiban escenas de sado propiamente dicho, pero el hecho de que a Shirotani no le guste sentirse sucio y que insista en buscar a Kurose para que le "ensucie" sí que lo catalogaría como masoquista. Por no mencionar la actitud de Kurose, que pasa ser de comprensivo y amable a dominante e impulsivo. Si bien entiendo que le añada interés a la obra, no me gusta los matices que tiene esta pareja. Hay un cierto grado, casi imperceptible, de "obligación" tras la mayoría de actos sexuales Entiendo la atracción que siente  Kurose hacia Shirotani, pero no me gusta que justifique sus arranques sexuales con la premisa de "te quiero". Me parece una excusa barata para justificar el querer presionar a la otra persona a que acceda a mantener relaciones sexuales. Un amor de dependencia emocional no es verdadero amor, pese que al final los protagonistas acaben saliendo juntos.

En cuanto al dibujo, es sencillo, pero muy estético y funcional. Sí que es cierto que algunos personajes tienen un gran parecido entre ellos, pero no resulta demasiado lioso dentro de la trama. No tiene unos fondos detallados en la mayoría de escenas, pero tampoco se echa nada en falta, ya que la acción se centra mayormente en Kurose y en Shirotani. Rihito Takarai sabe dibujar personajes muy expresivos (pese a lo seco que pueda resultar Kurose) y juega con ángulos y planos muy interesantes que no se suelen ver en otros mangas del mismo género. Especialmente en las escenas explícitas, exhibe una gran maestría en retratar algunas posturas y momentos claves del acto sexual. Se transmite a la perfección la excitación sexual del momento, así como la sensación de suciedad a la que se ve expuesto Shirotani en algunas situaciones. Si tenemos en cuenta todos estos factores, puedo asegurar que definitivamente es un manga morboso y lascivo que dejará satisfecho a más de un lector.

SPOILERS

Discutiendo ya la trama en profundidad y tratando algunos SPOILERS, lo cierto es que en su momento no entendí por qué Shirotani había contraído la enfermedad. Sí, entiendo que tenía una relación muy cercana con su padre y que una chica se había acostado con él con Shirotani viéndoles a escondidas. También entiendo que se ha tocado mientras contemplaba esta escena. Lo que no entiendo es si el sentirse sucio estaba asociado a lo que vio, a lo que hacía mientras espiaba a su padre o al comentario de Ueda cuando lo pilló espiándolos.

Por su parte, la historia de Kurose me llegó mucho más. Me sorprendió ver cómo de niño intentaba entender a una persona con misofobia, y que sin saber muy bien qué tenía, sabía que algo le ocurría. El interesarse por temas extraños, el vivir en un hogar disfuncional y la frustración de no poder ayudar a otro son emociones muy poderosas y están reflejadas de tal forma que al lector (al menos a mí) le produce un pequeño vuelco en el corazón nada más verlo. La autora justifica el empeño de Kurose con esta historia del pasado, haciendo que tenga la obligación de salvar a Shirotani para redimirse de no haber podido salvar a su vecino.

En cuanto al último tomo, la forma de Kurose de dejar plantada a Ueda me parece magistral. No es que me guste que el papel femenino siempre sea el de "esa zorra que quiere separar a los protagonistas", pero la forma de reconocer los esfuerzos de Shirotani y de proteger lo que tienen juntos, me parece loable. 

El final, sin embargo, no me convenció lo que debería. Sí que entiendo que la autora intentaba cerrar el círculo haciendo que Shirotani tuviera otra lista que cumplir, pero siento que se dejaron muchas dudas por solucionar. Por ejemplo, uno de los últimos planos en los que se ve a Kurose buscando trabajo: ¿va a mudarse a la ciudad de Shirotani? ¿Es para mudarse a Tokyo? ¿Por qué dejó de ser psicólogo para hacer el doctorado cuando podía haber hecho ambas cosas? Me resulta algo confuso. También me esperaba más detalle en cuanto a cómo ambos protagonistas cimentaban las bases de su relación y no que se viera solo el aspecto sexual/emocionalmente dependiente.

Fin de los SPOILERS

En definitiva, Ten Count sigue siendo un yaoi muy ameno, con escenas de sexo explícitas muy detalladas y una trama y personajes muy particulares. El final es ligeramente abierto y no me convence del todo, pero la progresión del resto de tomos es fantástica. Os lo recomiendo si sois amantes del género y no lo conocíais; si no tenéis mucha costumbre de leer yaoi, os recomendaría que empezáseis por algo menos explícito y romántico.

Calificaciones:

Dibujo: 4/5
Historia: 4'5/5
Personajes: 4/5

General: 4/5

1 comentario:

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