Sajo
y Kusakabe son dos chicos que no tienen prácticamente nada en común.
Cierto día, Kusakabe descubre que a Sajo le cuesta cantar correctamente
las partituras para la clase de música y, de manera totalmente
inesperada, comienzan a acercarse el uno al otro. A partir de este
momento asistimos al nacimiento de una profunda relación sentimental que
acompañará a los protagonistas desde su paso por la adolescencia hasta
el comienzo de su etapa adulta.
La
primera vez que vi esta serie en una librería, pensé que no era para
mí. Más de una vez me planteé darle una oportunidad, pero el dibujo me
repelía cada vez que ojeaba alguna de sus páginas. Sin embargo, había
algo en esta historia que me llamaba. No era la edición, ni era la
sinopsis. Sencillamente parecía que el tomo tenía un pequeño halo
alrededor que me decía "dame una oportunidad". De esta forma, me
encontré a mí misma comprándome los tres tomos de golpe y sin pensar; y
es que todo lo que pensaba que iba disgustándome de esta serie se acabó
convirtiendo en su mayor virtud.
Me parece sorprendente lo que un dibujo puede servir como propósito dentro de la trama. En la misma clase
no tiene un dibujo "bonito" en el sentido más convencional de la
palabra. Es un dibujo funcional que sirve un propósito muy concreto: no
acaparar la atención. El trazo sugiere un estilo más maduro, cargado de
sensibilidad y expresividad, pero sin llegar a ser despampanante u
ostentoso; apuesta muy arriesgada para alguien que pretenda entrar por
los ojos al lector, pero muy astuta para aquel que sabe y quiere hacer
que el espectador contemple el movimiento del dibujo.
Las
imágenes pasan ante los ojos como los planos de una cámara
cinematográfica; se ensalzan los momentos de máxima tensión, se enfocan
los lugares desde distintas perspectivas y se logra una sensación de
amplitud y realismo sin precedentes. No sobra una sola imagen ni una
sola viñeta; cada golpe de vista acerca al espectador un poco más a la
realidad de los protagonistas.
El
tono de la obra es muy variopinto: por una parte tenemos ese aura de
madurez y búsqueda de la felicidad junto a otra persona, tiznada por
momentos de dramatismo y realidad. Pese a lo imposible que pueda
parecer, en ocasiones nos encontramos con bromas y situaciones cómicas
que aligeran la lectura y dan un toque fresco a las escenas anteriores.
El juego de emociones y sucesos son, sin ninguna duda, uno de los platos
fuertes de esta obra.
El
ritmo de la narración es constante, pausado e intenso. El momento en el
que los protagonistas se acercan resulta repentino e inesperado, pero a
los pocos segundos, uno siente como si dos piezas de un puzzle
encajasen a la perfección. El segundo tomo peca ligeramente de
dramatismo en la primera mitad, cosa que se compensa con el final del
tomo.
Otro
aspecto realmente excepcional de este manga son los personajes. No hay
un solo personaje plano en toda la obra. Absolutamente todos tienen una
personalidad bastante marcada y definida, perfilando las relaciones de
los protagonistas como una aguja fina. La figura de Sajo resulta
particularmente realista; su fuerte sentido del deber se mezcla con la
inseguridad de las opiniones ajenas y la simpleza y espontaneidad de
Kusakabe.
La
edición que ha traído Tomodomo en esta ocasión es una maravilla. Ya no
sólo por la calidad de los materiales y el diseño de los tomos, que de
por sí son bastante superiores a los que nos tienen acostumbrados las
editoriales más comerciales, sino su contenido. Hace un tiempo critiqué
duramente la traducción de Seven Days, porque me pareció demasiado
alejada a la realidad del lector. En este caso, es todo lo contrario.
Dejando
a un lado la tipografía, que sigue sin convencerme (pero, al parecer,
probablemente sea un sello de la editorial), el trabajo
de adecuación lingüistica es impresionante. Ya no sólo se trata de que
la traducción sea adecuada o no, sino que yo, como lectora, sentía que
podía ser cualquiera de mis compañeros de clase los que me estaban
hablando.
En
más de una ocasión, nos encontramos con que las traducciones suenan
"artificiales", utilizando expresiones que nosotros jamás utilizaríamos. En este
caso, resulta loable la precisión con la que se acerca el idioma a la
realidad lingüística del español (obviando, por supuesto, las
particulares regionales del idioma). Como futura filóloga, ver un
trabajo así me emociona y me inspira a intentar lograr lo mismo en un
futuro de mi propia mano. Si continúan trayendo obras con esta calidad
lingüística, definitivamente recurriré a ellas como fuente de estudio
personal.
Volviendo
al manga, el final de la obra me resultó sorprendente. Es bastante
convencional y simple, pero me olía un giro dramático que nunca llegó.
No es perfecto, como la vida misma, pero sí el más adecuado a la
situación. La historia en sí me dejó con un dulce sabor de boca al acabarlo y
las ganas de releer el final (cosa que hice anda más terminar el tomo). Un manga que nos trae la nostalgia de los días de instituto.
Como habréis visto, no tengo más que buenas palabras para En la misma clase.
Podría poner algunas pegas en momentos puntuales, pero me resultan tan
insignificantes con respecto al conjunto de la obra, que ni si quiera merece la
pena mencionarlas. Os animo a todos a que le deis una oportunidad; no
sólo porque me parece un manga estupendo para acercarse al género BL,
sino porque también nos brinda un punto de vista del amor mucho más
maduro, al que no estamos acostumbrados.
Calificaciones:
Dibujo: 2/5
Historia: 4/5
Personajes: 4/5
General: 5/5
Ah~ que recuerdos... a mi me encantó éste manga, creo que Asumiko-sensei tiene un estilo muy exquisito de dibujar, me atrae bastante >.< Por cierto, he leído que próximamente va haber una adaptación en anime de éste manga que estará hecha por A-1 Pictures, espero que sea tan sublime como el manga :D
ResponderEliminar*Besos*
¡Hola~!
EliminarSí que es cierto que la forma de ilustrar es muy particular (se nota que me ha gustado, ¿no? xD). Estoy deseando ver la adaptación, seguro que está muy bien n.n