viernes, 23 de junio de 2017

Blancanieves sobre hielo: Capítulo 2

Capítulo 2

Al salir de la reunión, el gimnasio se quedó prácticamente vacío. Yo tardé algo más en salir que los demás, porque todavía estaba intentando hacerme a la idea de todo lo que iba a tener que hacer para conseguir uno de los papeles principales en la obra. Yakov nos dio una lista con todos los saltos que tenemos que realizar a la perfección si queríamos tener alguna posibilidad; y ahí está mi mayor problema: el triple lutz.

Llevo intentando hacer ese salto desde que empecé en el mundo del patinaje, pero nunca he conseguido hacerlo del todo bien. El triple lutz es un giro de tres vueltas y media, en la que inicias el salto de espaldas, das tres vueltas en el aire y vuelves a caer en la misma dirección. En los entrenamientos consigo aterrizar como es debido algunas veces, pero soy consciente de que es inviable intentar hacer una coreografía en la que esté incorporado. La audición tendrá lugar muy pronto, por lo que ya me puedo esforzar para intentar que me salga lo mejor posible. Me gustaría conseguir el papel protagonista junto a Viktor, o, por lo menos, uno de los siete enanitos. Así tendría alguna posibilidad de que algún ojeador me viera y me fichara para la universidad. Todavía es pronto para mí, pero tengo que empezar a trabajar ya, si quiero poder alcanzar a Viktor algún día. Aun así, sé que las posibilidades son pocas.

— …ri… Yuri — escucho que una voz me llama.

Y al girarme veo a Viktor, mirándome perplejo por mi falta de atención. Lleva todavía la ropa de deporte, por lo que la charla le ha debido pillar durante su entrenamiento de por la tarde. Para ser sincero, ni si quiera me había dado cuenta de que estaba detrás de mí. Me extraña verle todavía en el gimnasio porque se supone que tiene clases a esta hora. Se supone.

Viktor, ¿no tienes clase?

Yakov nos ha dicho que los de tercero podemos saltarnos las de la tarde hasta el día del musical. Nos van a dar unos justificantes a los que tengamos los papeles principales de la obra. Por lo visto quiere que estemos en plena forma para los ojeadores, especialmente los que se van a graduar, y me ha dicho que me quiere como protagonista. Va a ser duro preparar la obra si no tenemos tiempo para entrenar y ensayar, ¿no crees?

Sí, muy duro… — Contesto desganado.

¿Crees que me pega el papel de protagonista? — Sigue preguntando, pero en el fondo no quiero contestar a esa pregunta.

Lo que me preocupa es que ya lo han anunciado. Sabía que le darían el papel a Viktor, pero no me esperaba que lo dijesen tan pronto. No. No solo ha anunciado públicamente que quiere a Viktor como protagonista, sino que prácticamente le ha prometido el papel. A estas alturas y sabiendo lo que nos conoce Yakov, es posible que ya tenga un ranking mental en el que tenga seleccionados a cada uno de los patinadores para la obra. ¿Y si ya no tengo nada que hacer? ¿Y si todo lo de las pruebas es solo una cortinilla de humo para no ofender a los que no están seleccionados? No entiendo por qué nos tienen que hacer perder el tiempo si ya saben a quién quieren en cada papel y la idea de preparar el casting para nada me parece estúpido.

Yuri, lo harás muy bien. — dice Viktor, casi leyéndome la mente — Eres uno de los mejores patinadores del instituto; seguro que te dan uno de los papeles principales.

Siempre he creído que las personas privilegiadas, como Viktor, no pueden ver las cosas como alguien como yo. Cuando todo lo que haces te sale bien, es muy fácil desearle suerte a los demás, porque esperas que les vaya tan bien como a ti. Pero la realidad es algo muy distinto. Cuando sabes que puedes fracasar, las cosas se ven muy distintas. Es más, diría que hay veces en las que sabes que vas a fracasar y los ánimos de los demás no suenan para nada sinceros.

Si, ya… como que no está todo el mundo deseando justo el mismo puesto que yo.

Ellos no patinan como tú. — Dice acercándose más a mí. — No deberías menospreciarte tanto. Para empezar, no estarías en esta escuela si no tuvieras algo que merezca la pena. Además... — dice inclinándose ligeramente sobre mí — cada vez que estás en la pista no puedo apartar los ojos de ti.

Me sonrojo durante unos instantes, pero procuro quitarle peso al asunto.

Déjalo. Seguro que ya sabe a quién quiere para cada papel.

No seas así. — Me acaricia la mejilla suavemente — Odio cuando te pones tan pesimista. Sabía que me quería a mí de príncipe y por eso me lo ha dicho. Si hubiese decidido a todos los demás, ya no tendría sentido hacer pruebas.

Seguro que se queda con uno de los de tercero para hacer de Blancanieves. — Digo casi sin darme cuenta.

O no. Yo creo que la disciplina y el trabajo duro son importantes. Es posible que elija a alguno de primero. Como tú.

Seguro que sí. — Contesto de forma irónica. — Como si el idiota de Yakov pudiera elegir bien.

Tampoco hace falta ponerse así. — Dice algo molesto al principio, pero luego su gesto cambia y sonríe ampliamente. Puedo ver en sus ojos un leve brillo de maldad. — ¿Estás celoso?

¿Qué? ¡No! ¿Cómo voy a estar celoso? ¿Y de quién? — Nada más cerrar la boca me doy cuenta de que he hablado demasiado rápido, atropellándome a mí mismo y veo a Viktor conteniendo una carcajada.

Perdón, perdón. — Dice todavía riéndose entre dientes. — Por un momento me pareció que me querías solo para ti.

Y así es.

Ya, pero no es lo mismo estar como estamos ahora a verme patinando con otros. Imagínate que te toca el papel de bruja. Eso sí que sería irónico.

En parte sé que tiene razón y que todo es una tontería. Pero me niego a dársela. No puedo dejar de pensar en lo inseguro que me siento al ver que Viktor va a estar con otra gente y que pueda llegar a olvidarse de mí. Me fastidia que sea perfecto en todo, en especial, en saber todo lo que pienso y saber cómo tratarme. Esta vez no le daré esa satisfacción.

Pues no, no estoy celoso.

Mejor. Porque no tienes por qué. — La mano de Viktor se desliza por mi pelo, con un gesto entre cariñoso y sensual. — Porque sabes no puedo apartar los ojos de ti.

Y entonces me besa. Un pico corto, breve y casto, pero que me hace recordar los besos del día anterior. Me fastidia que tenga que ser cariñoso conmigo y que todo lo que haga sea justificable y comprensible. Siento que, dentro de él hay cosas que sabe que son ciertas y que no me las quiere decir por no herirme. Por una vez me gustaría que me mirara a los ojos y me dijera lo que verdaderamente piensa. Aunque bueno, eso es casi imposible.

¿Volvemos a casa juntos?

—————————

Viktor y yo vivimos en zonas separadas, pero el camino de vuelta es el mismo hasta la mitad. Al empezar a andar, se forma un silencio incómodo entre nosotros que no soy capaz de romper. Hay muchas cosas en el aire y el no saber qué va a pasar me pone de los nervios. Ya queda poco para que cada uno vaya por camino diferente para volver a casa y parece que los segundos se hacen eternos. Sé que tengo que decir algo. Algo que nos haga volver a hablar y compartir cosas; pero no encuentro ni la motivación, ni las ganas ni el tema del que hablarle. Y casi sin darme cuenta, llegamos al punto en el que el camino se bifurca y me doy la vuelta para irme, casi sin mirar a Viktor.

Hasta mañana. — Me dice desde el camino, sin intentar ir detrás de mí.

De camino a casa, me quedo pensando en todo lo que me ha pasado hoy Sé que Viktor tiene razón en muchas cosas; en todas, prácticamente. Sé que tiene mucha fe en que pueda lograrlo, pero otra parte de mí se pregunta hasta que punto esa fe es real y no mera esperanza. Querer a una persona significa, entre otras cosas, quererla y aceptarla, pero, en cierto modo, también tendemos a idealizarla. En mi caso, sé que siempre he tenido a Viktor en un pedestal del que no lo puedo bajar y en el que tampoco puedo subir. A la larga, sé que no es algo sano, pero la tarea no es nada fácil. Tengo que transformar a mi dios en un humano y no sé cuánto tiempo puede llevarme eso.

Cuando llego a casa, subo a mi cuarto, sin hacer mucho caso a mis padres. Como de costumbre, ellos ya han cenado y me han dejado un plato para que me caliente en el microondas. Otra de las cosas malas de mi nueva rutina es que ya casi nunca como ni ceno con mi familia. Entre semana, a penas los veo a la hora del desayuno, y por la noche, llego bastante tarde, lo justo para tomar algo, hacer los deberes y acostarme. Necesito distraerme y relajarme un poco, por lo que pongo la tele mientras ceno. Es imposible. No paro de darle vueltas a lo de la obra. La audición es en dos días. Tengo que prepararme como es debido, pero dudo que pueda mejorar en tan poco tiempo.

De pronto me doy cuenta de que no he visto el móvil en todo el día. Al encenderlo, veo en la pantalla que Phichit me ha mandado un mensaje; no lo he leído, pero ya me supongo de qué trata. Seguro que quiere comentar los últimos disparates de Yakov, como de costumbre. Abro el chat sin fijarme mucho en el resto de notificaciones.

Oye, Yuri ¿te has enterado de lo de la obra? ¡Es una pasada! ¿Te apetece entrenar conmigo mañana? Me vendría bien que me ayudaras con el triple axel”.

Mi primera reacción es negativa y casi le pongo un simple “no” en el chat. Pero pensándolo mejor, hace mucho tiempo que no estoy con Phichit y me podría ser de gran ayuda para trabajar el triple lutz. O eso, o al menos para no comerme mucho la cabeza cuando entrene. Además, no me vendría nada mal tener algo de compañía para variar.

Vale. Quedamos a las 8”. — Le respondo y dejo el móvil en la mesilla mientras me voy a asear.

Sé que quiero algo de tiempo para entrenar solo, por lo que es mejor que no quedemos a primera hora. Así de paso podré ir relajándome un poco mientras hago el calentamiento. Me gusta estar con la gente, pero a veces también necesito mi pequeña parcela de soledad. Es como si me gustase estar solo, pero a la vez necesitase algo de contacto con el exterior. De todas formas, creo que es mejor así; supongo que me encontraré con Viktor a primera hora y tampoco quiero tener que darle explicaciones. Aunque bueno, tampoco sé si me las pediría llegado el caso.

Después de un rato perdiendo el tiempo, me decido a irme a la cama. Cuando estoy ya metido entre las mantas, cojo el móvil para poner la alarma y veo que Viktor me ha mandado un mensaje: “Buenas noches, cielo”.

Todavía no me acostumbro a que me hable de esa forma, aunque solo sea por escrito. En persona procura evitar decirme esas cosas porque sabe que me da vergüenza, pero cuando me manda mensajes siempre es más cariñoso. Me quedo unos instantes viendo su mensaje, pensando si debería poner algo parecido en la respuesta. Después de escribir y borrar la frase varias veces, al final decido mandarle “Buenas noches a ti también…”. Me quedo mirando mi propio mensaje un par de segundos y entonces decido añadir “… Vicchan”. Le doy a enviar sin pensármelo mucho. Sé que a él le gusta mucho que le llame así, pero me da mucha vergüenza.

Al cabo de unos segundos, me llega un emoticono con corazoncitos y un último mensaje: “Eres adorable. Hasta mañana”. Decido dejar el móvil sobre la mesilla otra vez, sin decirle nada más. Por mucho que me cueste decirle estas cosas, cada vez que veo su reacción me alegro de haberlo hecho. Me tumbo sobre un costado y me dispongo a dormir.

A pesar de lo contento que me quedé al darle las buenas noches a Viktor, me siento muy incómodo. Me imagino su cara de felicidad al ver que le demuestro mi cariño, pero se entremezcla con las preocupaciones que tengo sobre la obra. Empiezo a dar vueltas en la cama de forma inconsciente, sin encontrar una postura en la que me sienta cómodo. Estoy inquieto y no puedo dormir, pero sé que es todo por la obra de teatro. No sé cuántas horas pasaron ni cuánto he dormido. Solo recuerdo la sensación de intranquilidad oprimiéndome el pecho.

—————

Cuando miré el reloj al día siguiente casi me da un síncope. Llegaba tarde. Muy tarde. Tan tarde que tuve vestirme a la velocidad del rayo y salir corriendo sin desayunar. No suelo quedarme dormido casi nunca, pero en momentos de tensión, me ocurren este tipo de cosas. Maldigo por dentro lo mal que sé llevar las situaciones de estrés y me marcho corriendo hacia la escuela, esperando no llegar cuando todo haya acabado.

Cuando estoy a punto de entrar en el pabellón de deportes, veo a un grupo de gente saliendo del recinto, entre ellos Viktor. Sé que no me ha visto y, aunque no sé por qué se ha ido, dudo que vaya a volver hoy. Esto me pone todavía más intranquilo de lo que ya estaba. Al entrar en la pista no veo a Yakov ni a algunos de los patinadores de segundo. Me pongo a estirar en una esquina tratando de relajarme y concentrarme. Me noto agotado de no dormir bien y me ruge el estómago de no haber comido nada. A lo mejor debería haber llegado más tarde y haber tomado algo algo por el camino, pero estaba tan histérico que no me paré a pensar dos veces. Cuando voy a entrar a la pista, noto que alguien se acerca a mí:

¡Yuri! ¡Cuánto tiempo!

¡Hola, Phichit!

Había llegado antes de la hora acordada, pero bueno, ahora mismo tampoco es que me moleste demasiado. Además, Viktor se ha ido, así que mi preocupación de desencadenar una situación incómoda se ha esfumado. Entro en el hielo y empiezo a deslizarme lentamente para acostumbrarme a él y entrar en calor. Phichit se pone a patinar a mi lado.

¿Qué tal? ¿Cómo ves lo de la obra?

Bufff, casi imposible. — Comento de forma pesimista.

Se rumorea que nos van a dar una de las coreografías y que la tenemos que hacer perfecta en dos intentos. — dice preocupado.

¿Qué dices? ¡Eso es imposible! — Empiezo a gritar por dentro de la impresión. Hacer una coreografía tan complicada que no has ensayado previamente en dos intentos me parece demasiado complicado.

Lo que oyes.

Oye, ¿estabas aquí antes? ¿Sabes por qué se ha ido tanta gente de golpe? — Pregunto intrigado por saber a dónde se ha ido Viktor.

Ah, eso… Son los preseleccionados.

¿Eh? ¿Cómo que preseleccionados?. — Pregunto alzando una ceja. No entiendo a qué viene todo esto.

Digamos que a ellos ya los han elegido por méritos propios. El resto nos pelearemos por los papeles que queden libres. — Dice casi sin inmutarse.

¿Qué…? ¿Pero entonces la prueba…?

Yakov vino esta mañana hecho una furia. Por lo visto la gente decía que todo lo de la obra era muy raro y que preferían hacer otra cosa. Cogió a todos los que estábamos en la pista, nos puso en fila y eligió a dedo los que más le gustaban. Supongo que lo que le preocupaba de verdad es que la gente estuviera hablando mal de la obra y Lilia se ofendiera. Al fin y al cabo, no deja de ser un proyecto en conjunto.

Y ahí es cuando la realidad me golp como un jarrón de agua fría. Sabía que tenía que haber llegado antes, pero no me esperaba que algo tan importante sucediera en unos pocos minutos. Me pregunto si me habrían escogido a mí también si llegase a estar aquí en el momento adecuado. Tengo ganas de llorar y a la vez me siento rabioso. Procuro no hablar, porque no quiero ni echarme a llorar ni gritarle a Phichit. Aunque noto que se me empiezan a humedecer los ojos y acelero un poco más para que no me vea.

Todavía no está todo acabado, Yuri. Dijo que el papel de Blancanieves se iba a disputar mañana, porque quería darle la oportunidad a todo el mundo. Lo malo es que al no ser preseleccionado, o tienes suerte y te cogen para un papel importante, o como mucho patinarás de fondo.

Es injusto.

Lo sé. Pero es como tiene que ser. El mejor se luce y el resto le sirven de apoyo.

No estoy de acuerdo. No estoy para nada de acuerdo con eso. El arte debería ser una cuestión de expresión, no de ir pisando cabezas hasta eclipsar a los demás. Siempre valoran el aspecto técnico, como si hacerlo matemático fuera lo mejor para el deporte. El patinaje no es solo cuestión de atletas, sino de artistas. El arte no entiende de números y no debería intentar medirse, pero estoy tan cansado y desanimado que prefiero no discutir. No solucionaría nada. Y manteniendo la cabeza gacha, empezamos a practicar nuestros peores saltos.

————————

Cuando estoy a punto de entrar en clase, veo a Viktor en el hall de la escuela y me acerco corriendo a él, esperando que me cuente lo que ha pasado. Creo que es de las pocas veces que me he acercado yo a él con tanto ímpetu y seguro que le sorprende. Me pregunto qué cara pondrá en cuanto me vea.

¡Viktor! — le llamo estando bastante cerca, pero su reacción es bastante indiferente.

Ah, hola, Yuri. — Responde con una sonrisa, lejos de ser verdadera.

¿Qué ha pasado esta mañana? ¿A qué viene eso de los preseleccionados? — Pregunto ansioso.

Ah, eso. Yakov decidió acelerar un poco las cosas y eligió personalmente a los que pensaba que estaban capacitados para hacer de los siete enanitos. Pero no te preocupes, la bruja y Blancanieves se elegirán mañana.

¿Pero por qué tan de golpe? ¿Y por qué os tenéis que ir a otro sitio?

Porque no quiere que interrumpamos los entrenamientos de los que no participan en la obra. — dice algo molesto, como si fuera algo obvio. — No todo el mundo podrá participar y, a parte, quiere que los protagonistas tengamos ensayos a puerta cerrada.

Eso es una tontería. Es una actuación escolar, nada más.

Mira, Yuri, esto es más importante de lo que crees. Es un proyecto y como profesional deberías tomártelo más en serio. — Me dice recriminando mi actitud. — Si no eres capaz de entender que cada oportunidad hay que valorarla, a lo mejor es que no estás preparado para tener un papel.

Me quedo con la boca abierta. Es la primera vez que Viktor me habla así y estoy muy sorprendido, sin saber cómo reaccionar. Nunca le había visto tan irritable, tan poco considerado conmigo, como si cualquier cosa que le diga pudiera causar algún malentendido. Es la primera vez que me habla de forma tan cortante y no sé cómo reaccionar. Me miro las manos unos instantes, intentando pensar en qué decir a continuación, pero él se me adelanta.

Me voy a clase. — dice secamente.

¿Eh? ¡Espera! — Me acerco a él de nuevo. No sé si está enfadado o si sencillamente está normal. Se me hace muy difícil saber en qué está pensando. Me acerco a él de nuevo. — Entonces… ¿no nos veremos hasta que acabe la obra? ¿Es eso lo que me quieres decir?

Puede ser. Si no te dan un papel, dudo que tengamos mucho tiempo. — Dice con el semblante serio.

Ahora sí que no sé qué decir. Primero lo de esta mañana, lo de que ya han elegido a más de la mitad; luego, que el grado de exigencia de la prueba va a ser incluso más alto de lo que me esperaba y ahora esto. Veo como Viktor se marcha lentamente hacia su clase, pero soy incapaz de sacar ningún sonido de mi garganta. ¿No querías saber lo que pensaba Viktor, Yuri? Pues ahí tienes tu dosis de sinceridad. Me está bien empleado.

El resto del día fue un completo desastre. Durante las clases, no podía sacarme de la cabeza forma de mirarme de Viktor, sus gestos de desaprobación y el tono de su voz. A ver, tampoco es que me hubiera gritado de mala manera; pero era esa forma de hablarme la que me dejó totalmente desconcertado. Por una parte no entendía por qué se había enfadado conmigo y por otra no sabía cómo tomarme su reacción. ¿Debería llamarle y pedirle perdón? No. No, porque realmente no sé de qué disculparme. No creo que haya dicho ni hecho nada tan malo como para que me hable así.

Durante el entrenamiento de tarde, no fui capaz de hacer casi ningún salto como es debido. Estaba distraído, cansado y desanimado, lo suficiente para que los sustitutos de Yakov no quisieran martirizarme más. La pista me parecía más solitaria y silenciosa que otros días, lo que conseguía que me sintiera peor por la conversación con Viktor de esta mañana. Aunque probablemente fuera solamente mi impresión. Me encontré con Phichit un par de veces, pero preferí decirle que tenía que entrenar solo. No tenía ganas de hablar.

Al llegar a casa, ya tirado en la cama y recién cenado, intenté despejar un poco todo lo que tenía en la cabeza. No era tan grave. Todavía tenía posibilidades de conseguir un buen papel si dormía bien antes de la prueba. La mayoría de los requisitos sí que los cumplía; lo único era hacer bien los saltos y tener cuidado con los nervios de última hora. Estoy a punto de girarme para intentar dormir, cuando suena mi teléfono.

Y esto no puede sorprenderme más, porque hace meses que nadie me llama a estas horas. Miro la pantalla y veo que es Viktor. Se me hace muy raro que sea una llamada y no un mensaje, como siempre. A estas horas, podría ser algo grave; dudo unos momento si cogerlo o no, pero teniendo en cuenta que es tarde, decido contestar por si se trata de algo importante. Le doy al botón verde, pero prefiero no decir nada y que sea él el que inicie la conversación.

Hola, Yuri. ¿Te he despertado? — Dice como si nada. Parece inusualmente tranquilo y sereno, como si no hubiese pasado nada. Me pregunto si estará intentando escurrir el bulto o si de verdad ya no está enfadado.

No, iba a acostarme ahora. ¿Qué pasa?

Siento lo de esta mañana. — Dice con tono sincero, aunque me extraña su cambio de actitud. — No debería haberte hablado así.

Todo esto me resulta muy desconcertante, pero no sé muy bien cómo hacérselo ver. Espero unos segundos, pero procuro darme prisa en contestar.

No pasa nada.

Sí que pasa. — insiste, cambiando un poco el tono de voz — Es que… no me gusta verte así.
¿Así, cómo? — Pregunto más desconcertado que antes.

Yuri, no quiero que te tomes esto como una broma o algo poco importante. No me gusta que seas derrotista, pero lo que más me ha molestado es la forma de hablar de la obra.

Tampoco creo que sea para hablarme así. — Comento molesto — Parecía que te había insultado o algo así.

Se nota que no conoces a Lilia, porque si vieras la coreografía que ha montado, todos los entrenamientos que tenemos te parecerían pocos. Por favor, no lo trates como si fuera una mera actuación de colegio.

Viktor hace una pausa, como meditando si seguir hablándome del tema o no. Suspira un par de veces, como si estuviera armando lo que me quiere decir en su cabeza y no consiguiera encajar las piezas. Me imagino su cara, con el ceño fruncido y la duda reflejada en sus ojos mientras se coge el mentón con la mano.

¿Sabes, Yuri? La gente siempre espera mucho de mí. Por eso Yakov siempre me ha promocionado y me ha exigido más que a ningún otro alumno. Eso es bueno; la gente te aprecia y sabes que tendrás más facilidades para vivir del patinaje; pero también tiene su lado malo. — Dice de forma sincera, como si se estuviera confesando. — Toda esa presión, toda esa responsabilidad recae solo sobre mí. Si cometo un error, es posible que no me vuelvan a llamar. Por eso me importa esta obra; porque es un paso más hacia mi estabilidad. Lo que más me gustaría ahora mismo sería patinar sin preocuparme de los resultados ni de las opiniones, pero sabes que no puedo.

— … Perdona. — Me disculpo de corazón. Ahora que sé cuál es su punto de vista, sí que entiendo que se haya molestado. — No quería desprestigiarlo ni nada por el estilo. Es que no me gusta que haya tanto secretismo con lo de los papeles. Y sigo pensando que te has pasado siendo tan borde conmigo.

Lo sé. No debería hablarte así, lo siento. Pero a partir de mañana ya no habrá más secretos. Mira, te voy a decir la verdad; Yakov ya tiene unos favoritos para los papeles que quedan, al igual que los tenía para los que ya ha dado. La diferencia está en que en el casting de mañana también va a estar Lilia y es ella la que elegirá a su prima bailarina. Si le gustas a ella, el papel es tuyo.

¡Vaya noticia! Entonces lo de las audiciones es cosa de la profesora de ballet y no de Yakov. Ya decía yo que él era más de elegir a dedo. Seguramente habrán anunciando ya los papeles de los patinadores en los que estuvieran de acuerdo y por eso tuvieron que organizar la prueba: para los que no estaban seguros. Ahora que sé que tengo que intentar gustarle a esa tal Lilia, no sé si tranquilizarme o preocuparme más.

Gracias por la información. He estado practicando esta tarde, pero no me veo…

Seguro que puedes hacer más de lo que tú te crees. — Dice con confianza, intentando animarme. — Me gustaría llevarte conmigo a competir. Seríamos buenos rivales.

No puedo hacer tantas cosas como tú te crees, Viktor. — Espero unos segundos en silencio, disfrutando de saber que el ambiente se ha calmado un poco y que todo ha vuelto a la normalidad.

Sé que sí. — Me repite. — Por cierto. Sé que soy pesado, pero siento otra vez lo de esta mañana. Estaba estresado y lo pagué contigo.

No puedo evitar sonreír. Si se está disculpando dos veces, es que de verdad le preocupa haberme ofendido. Viktor tiene ese carácter seco y cortante que tan poco me gusta, pero a la vez, tiene momentos tan tiernos y cariñosos que no sabría decir de dónde le salen. Siendo cabezotas como somos, nos cuesta reconocer que nos hemos equivocado, por eso sé que si se disculpa con tanta insistencia es porque le importo de verdad.

No te preocupes. Yo tampoco pensé mucho antes de hablar. — Digo intentando quitarle hierro al asunto. Agarro el teléfono con la otra mano, porque se me está empezando a dormir el brazo.

Me alegro de que hayamos hecho las paces. Lo único es que… es verdad lo de que nos veremos poco. Ojalá te escojan como Blancanieves para que tengamos varias escenas juntos, pero si no, va a ser un mes muy atareado.

Lo sé.

No me voy a olvidar de ti, te lo prometo. — Dice casi leyéndome la mente. — Me paso el día entero pensando en ti y en las ganas que tengo de verte.

Gracias… — Me sonrojo un poco, pero prefiero no añadir nada.

Si no nos vemos, procuraré llamarte a menudo para darte las buenas noches.

Sería genial. — Me doy cuenta de que estoy sonriendo como un bobo, pero no puedo evitar alergrarme.

Mañana, después de los entrenamientos, podría acompañarte hasta tu casa. Hasta la puerta, me refiero. Así podríamos estar más rato juntos. ¿Te apetece?

Me encantaría.

Estupendo. Bueno, será mejor que nos vayamos a dormir. Tienes que descansar mucho para mañana.

Vale. Que duermas bien… — Respiro hondo antes de terminar la frase. — Vicchan.

No le veo la cara, pero sé que Viktor está sonriendo. Lo noto en el sonido de su respiración en el teléfono.


 — Buenas noches, cielo. Buena suerte en tu prueba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Con un comentario ayudas a que el blog crezca. No olvides ser siempre respetuos@ con los demás =))

Plantilla hecha por Neko-li