Lo que Johnny Weir significa para mí

Hoy toca una de esas entradas que no suelo compartir abiertamente, que son más bien una reflexión personal que quiero poner en palabras. No siempre siento la necesidad de escribir, pero hoy, siento que es el día. Todas las cosas empiezan por algo y en mi caso, empiezan por un recuerdo.

Johnny Weir, colaboración con MAC

Como sabréis, cuando Yuri on ice salió a la luz, fue como si me encendiera una luz que llevaba parpadeando mucho tiempo dentro de mí. Desde siempre me había gustado el patinaje artístico, y, aunque no sabría decir nombres, a veces me gustaba ver las competiciones en la tele, esperando a que saliera mi querido Plushenko (porque sí, a él sí que le conocía por su nombre).

El caso es que, desde que he empezado a indagar en este mundo, he empezado a encontrar cosas que no pensaba que existían si quiera. En unos pocos meses, he aprendido mucho sobre este deporte y he visto distintos enfoques hacia una misma idea. Dentro de los patinadores, hay gente que es más deportista que artista y viceversa; cada uno tiene su propia escala de valores y actúa dependiendo de lo que crea que es más importante para él, resaltando más la parte técnica o la interpretativa. Si bien es cierto que se suelen combinar ambos, algunos patinadores optan por centrarse más en un aspecto que en el otro.

Johnny Weir interpretando Poker Face de Lady Gaga

Y así, casi sin enterarme, encontré unos vídeos en youtube de un tal "Johnny Weir". La primera actuación que vi de él tiene varios años y era su interpretación de Poker Face, de Lady Gaga. Lo primero que se me vino a la cabeza al ver el título fue "será un excéntrico", pero por otra parte, me apetecía mucho ver como sería esa canción patinada. Mi sorpresa fue encontrarme un patinador muy diferente a todo lo que había visto hasta el momento.

Para empezar, su coreografía casi no tenía saltos; sé que puede sonar algo banal, pero en mi humilde ignorancia, siempre había pensado que el patinaje sobre hielo eran un grupo de personas dando saltos y giros por el aire, subidos a unas cuchillas peligrosísimas y deslizándose por el hielo. Pues no; este hombre prácticamente interpretó la canción entera sin hacer ningún salto convencional. Me quedé, literalmente, con la boca abierta.

Si tuviera que ponerlo en palabras, no sé si sería capaz; es como si su cuerpo desprendiese energía, una energía que irradia personalidad y hace que no puedas apartar la mirada de él. Esa excentricidad que yo le acusaba - y que, por cierto, es muy cierta.- es precisamente lo que le hacía tan atrayente. Recuerdo haber estado casi una hora viendo el vídeo una y otra vez; mientras iba intercalándolo con otras actuaciones. Es de ese tipo de artistas que no "actúan", sino que tienen una personalidad tan grande que eclipsan todo lo demás.

No tardé en recordar que, cierto patinador famoso -del que estamos hablando- había aparecido en una competición con una corona de flores. ¿Os suena de algo? Sí, fue uno de los que inspiraron a VIktor. Sin duda, era alguien digno de recordar.

Separados al nacer

Y vaya si tenía personalidad; hace una semana me he enterado de que había tenido su propio reallity show: Be good, Johnny Weir. No me sorprendió en absoluto; su forma de afrontar las cosas es tan particular que no me extraña que todo el mundo se muera por verle en su día a día. Me volví como loca intentando encontrar todos los episodios, pero solo pude encontrar unos cuantos y me da mucha rabia no poder verlos en ningún sitio. 

A raíz de estos episodios, ya no solo es que pudiera acercarme más a esta persona tan fascinante que había encontrado por internet, sino que, además, podía entender un poco su forma de pensar; lo cual me ha abierto los ojos en muchos sentidos. Johnny es la típica persona que llama la atención allá donde vaya y se muestra tal y como es. A pesar de haber tenido muchos problemas por su sexualidad y su identidad de género, Johnny siempre ha sido abierto y directo con lo que pensaba. Sus reflexiones ante la cámara hablan de la soledad de la competición, de la presión de los medios, de la falta de confianza en uno mismo, del trabajo duro, de poner el patinaje por encima incluso de su salud, y de lo difícil que es que valoren lo que haces cuando te sales de lo establecido.

Hubo un momento en el que contaba su segunda experiencia en los juegos olímpicos. Él sabía que los jueces no iban a valorar su trabajo y que le iban a penalizar por cómo era y por no patinar de forma clásica; pero eso no le importó. Salió a la pista y patinó como él quería, sin importarle nada. Cuando acabó de patinar, la gente estaba en pie, gritando y llorando y no me puedo ni imaginar lo que tuvo que suponer para él. Yo casi me emociono escuchando cómo lo contaba. Obviamente, no consiguió llegar al podio y para muchos habrá sido una gran decepción; pero él mismo cuenta que lo que vivió ese día, no lo habría cambiado por ninguna medalla.

En muchos aspectos, estoy de acuerdo con su forma de pensar, y el haberle escuchado, aunque sea un programa algo viejo, me ha hecho sentirme identificada con él. Por circunstancias de la vida, yo también he pasado mucho tiempo sola y podría haber dicho palabra a palabra lo que él comentaba al respecto; decía lo difícil que era encontrar amigos que entendieran su situación, ya que casi nadie mantenía una relación tan limitada en tiempo. También comparto su idea de hacer las cosas de forma diferente; siempre que hago algo, me gusta impregnarlo de mi forma de ser, de lo que pienso, de lo que siento... pero no siempre la gente lo toma por algo bueno. Me da mucha lástima que a veces la gente se ofenda o desmerezca algo por el mero hecho de ser distinto. Para mí, las diferencias son algo bueno que no se debe negar, sino aplaudir y felicitar. También sé que es difícil, porque siempre tendemos a buscar aquello que respalda lo que nosotros pensamos; porque uno siempre tiene razón, por encima de los demás.

Por otra parte, Johnny representa un modelo de belleza que me gusta mucho, o mejor dicho, una forma de ser, una personalidad andrógina. No porque él no sea un hombre (que, de hecho, en más de alguna entrevista respondió que estaba muy orgulloso de su pene), sino por su forma de actuar y de vestir. Cuando le veo patinar, no puedo evitar pensar que tiene un cuerpo bonito. Sí, bonito. Ya no solo en el sentido de bonito-sexy, sino desde un punto de vista estético. Hay ciertas disciplinas, como el patinaje o el ballet clásico, que dan al cuerpo esa sensación de elegancia y vaporosidad y él la tiene de forma innata. En él veo una gran fuente de inspiración muy fuerte, que me lleva por diferentes caminos, intentando buscar yo también mi propia forma de ser y de actuar.

Mi último gran logro ha sido encontrar su libro y me muero de ganas por poder echarle un vistazo. La verdad, no sé muy bien hasta qué punto me influirá o no saber más sobre este hombre, pero algo me dice que es un camino que debo investigar y conocer. Si de verdad puedo encontrar lo que busco indagando más y más, seguiré haciéndolo.

En definitiva, Johnny no es solo un patinador; es un icono, un muso y un modelo a seguir. Sí que es cierto que habrá gente que le tache de degenerado o infantil, pero me da igual. Creo que una persona tan especial, de tan buena forma de ser, tiene que ser valorada y respetada y no solo ser juzgada por no encajar en lo establecido. No sé si la sociedad debería o no dejar de criticar a este tipo de personajes públicos; lo que sí sé es que necesitamos más gente como él.

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Siento si esta entrada ha sido algo diferente a lo habitual, pero tenía muchas ganas de compartir mis reflexiones. Buenas noches ;)