No os engañéis; las notas son un engaño

Escribo esta entrada por pura frustración. Y muchos lo sabréis si me habéis visto los últimos 15 minutos en twitter. Escribo porque estoy harta; harta de esta maldita manía de calificar a las personas y determinar el valor de lo que hacen con un número.

Estoy enfadada, frustrada y dolida. ¿Por qué? - os preguntaréis -. Hace unos minutos he visto la nota de un comentario de clase y me he quedado de piedra. Un 5. Nada especial, ¿no? Pues para mí sí. 

Como toda persona, cuando salgo de un examen, tengo una idea aproximada de lo que sé, o de la nota que puedo sacar. Pues bien, de este comentario, salí con la sensación de sobresaliente, esa sensación de "lo he entendido por completo", como si tu cabeza tuviera ya memorizado lo que te pedían, como si saliese de forma natural en ti.

Como filóloga, me paso muchas horas leyendo y tratando de entender muchos movimientos literarios. Algunos, no los entiendo para nada y en esas ocasiones no me queda otra que tirar de teoría e intentar plasmarlo lo mejor posible. Otros, encajan totalmente con mi forma de pensar y, además, parece que mi cerebro hace un "click" cuando lo lee y ve que es algo propio, algo en lo que yo también creo.

Cuando leo, hay veces que tengo sensaciones diferentes. Parece que los textos están tiznados de colores y que entreveo pensamientos que tuvo el autor. Si es real o no, no lo sé; lo que sí sé es que veo cosas; cosas que no están escritas literalmente en el papel. A veces es una palabra, que se enlaza con una idea y que me lleva a divagar por diversos temas. Sinceramente, creo en la belleza de dejarse llevar por los pensamientos y encontrar ideas nuevas a partir de algo tangible.

Pues bien, en esta ocasión se trataba de unos de estos textos, en los que parecía que lo veía en mi cabeza con imágenes y no con palabras. El libro en cuestión, era Les choses, de Perec. Porque, ¿para qué mentir? Sí que quiero comentar lo que puse. 

El fragmento que nos pusieron, se veía cómo los protagonistas pensaban que serían felices siendo ricos, que lo único que lo que les hacía felices era comprar cosas. También comentaban la frustración que les producía trabajar, que eran fácilmente reemplazables y que la vida les parecía monótona y aburrida. ¿Queréis saber qué ideas saqué yo de estos pocos párrafos?

Para empezar, el hecho de que estas personas afrontan la vida hace que se vuelvan meros objetos; no tienen ningún tipo de motivación para vivir, sino que dejan que los días se sucedan de forma mecanizada, por lo que las emociones quedan en un segundo plano. Además, pese a ser una pareja, no se comportan como tal; no hay ningún tipo de alusión a una vida en común, ni tampoco a ninguna actividad o compra que muestre un lado más pasional y sexual. Por otra parte, el hecho de ser fácilmente reemplazables, los vuelve a todos meras piezas; lo que a mí personalmente me recuerda a los procesos de producción en cadena de las fábricas. De las fábricas, precisamente, sacamos la idea del estar bajo el yugo del dinero, ese yugo que nos obliga a trabajar para poder comprar cosas. Los protagonistas quieren vivir, quieren salir de esta cárcel que es la sociedad capitalista, pero sin embargo, son incapaces de hacerlo, porque sería renunciar a aquello que les gusta.

Pues bien, en resumidas cuentas, ese fue mi análisis de los cuatro párrafos que conformaban el comentario/examen. No sé lo que os parecerá u os dejará de parecer a vosotros. Lo que yo sé es cómo me sentí al acabar de escribirlo, como si hubiese encontrado un juguete nuevo al fondo de una caja llena de trocitos de papel.

He leído los supuestos puntos que le faltan a mi comentario, y, sinceramente, no he visto ninguna alusión a ellos en todo el texto. Podrían entreverse de forma indirecta. No lo sé. Puedo pecar de arrogante, pero me parece mucho más interesante mi punto de partida que el que teníamos.

Irónicamente, fue justo en esta clase y ese profesor el que me explicó que "la escuela no es un sitio para medir quién es más inteligente, sino para demostrar quién se adapta mejor al sistema". 

Y así es como me quedo, sabiendo que era lo mismo que debería esperarme siempre. Lo siento si esto no es lo que esperabais leer de mí, pero necesitaba contárselo a alguien. De lo mucho que significa para mí, al número que me asignan después, hay una brecha que no se puede acortar. Solo me queda desear que algún día mis ideas reciban la valoración que sé que se merecen, independientemente de si es para bien o para mal.