¡Hola~!
Os escribo desde el infierno para
comunicaros que, sorprendentemente, ¡sigo viva! Y ya no me refiero
simplemente a las cosas de clase, que era lo que más me preocupaba "en
principio", sino que esta semana, además, mi muela del juicio decidió
que era momento de nacer y ahora no puedo ni abrir la boca. Para más
inri, llevo dos días con dolor de barriga y cólicos. Sí, considero un
milagro encontrarme hoy medianamente bien -aunque en gran parte es por
los calmantes que me he chutado-.
Quiero
agradeceros a todos las visitas que ha tenido el blog durante mi
ausencia, ya que no ha bajado de 50 ni un sólo día. Me parece realmente
increíble, así que muchas gracias a todos los que os pasáis de forma
habitual. Todavía me quedan cinco angustiosos días para que acabe mi
época de exámenes (más la extracción de mi muela, que ya veréis que
show), pero por lo menos veo que las cosas están saliendo.
Ayer,
pese a todo, conseguí ir también a comprar mis regalos de navidad.
Básicamente, mis padres me dan un presupuesto y yo elijo más o menos en
qué gastármelo. Se pierde un poco la gracia, es cierto, pero lo prefiero
a cuando no saben qué regalarme. Además, digamos que últimamente el
espíritu navideño no llega a mi casa...
El caso es que
tuve bastante suerte, ya que la cosa que más más más más más quería,
todavía estaba en tienda y era la penúltima que les quedaba (estoy hablando de
maquillaje). Además, la chica se portó súper bien, porque como no tenían
el otro producto que quería, llamó a otra sucursal para que me
esperasen (ya habían cerrado y estaban haciendo caja) y me mantuvieron
el descuento. En serio, siendo tan majos y tan amables en las tiendas,
¿cómo no voy a comprar a gusto? Para quién no se lo haya imaginado ya,
me refiero a Sephora, ya que soy clienta black -la tarjeta gold no
existe, seamos realistas-.
Ya que ando por aquí,
quería aprovechar para comentar el episodio de Owari no Seraph de esta
semana. A partir de ahora voy a soltar SPOILERS, así que si no queréis
enteraros de nada, no sigáis leyendo.