¡Hola!
Hace un siglo y medio que no aparezco por estos lares, pero creo que ya va siendo hora de darle un poco de vidilla a este blog; y es que hablando de vida, he de comentaros que la mía ha pegado un giro radical en los últimos meses. Os cuento: desde que acabé el máster hace unos meses, he estado buscando insistentemente trabajo en España, sin resultados, por lo que se me planteaban dos opciones: 1. Seguir buscando, con las mismas esperanzas. 2. Buscarme la vida en otro lado. Y, finalmente, me he decantado por la segunda opción y... tachán. Heme aquí, en Tokio.
Estoy realizando lo que se llama unas "Working Holidays", es decir, unas vacaciones en las que se me permite trabajar, hasta cierto punto, para poder mantenerme económicamente. La verdad, me extendería un poco más sobre este tema, pero hay mil blogs hablando de experiencias y trámites que aconsejan a la gente lo que tiene que hacer en caso de que quieran hacerlas, así que, vais a disculpar que sea algo perezosa y omita esa parte. (Si queréis preguntar algo en concreto, dejádmelo en los comentarios).
Total, que tras varios meses de preparaciones y muchos dolores de cabeza, al fin me hallo en el país del Sol naciente. No os voy a engañar: mis primeras 24 horas en este país han sido un INFIERNO con todas las letras. Después de un vuelo eterno, asándome de calor, la llegada al país fue brusca; como os decía llegué ayer, por la mañana, y hasta las 5 de la tarde no pude pisar mi casa, para que os hagáis una idea de cuánto tiempo me ha llevado.
Para empezar, los trámites dentro del aeropuerto: al especificar que eran Working Holidays, me llevaron en seguida a una oficina en la que me dieron al momento la tarjeta de residente (eficiencia máxima, eso sí). Después, pasé a buscar mi equipaje: dos pedazo maletones hasta arriba de ropa + mi maleta de mano. Pues bien, con todo este peso, me tuve que patear Tokio de arriba abajo; el primer reto fue encontrar una ruta del aeropuerto a la ciudad. Tras dar vueltas y preguntar a una persona, me recomendaron el Narita Express que es un tren más caro, pero pasa por las zonas fundamentales de Tokio, por lo que fue la opción que elegí. Después, tuve que ir dando vueltas buscando la inmobiliaria, para firmar el contrato y luego poder ir, por fin, a mi casa.
En la inmobiliaria la verdad es que me trataron genial y salí muy contenta de allí, pero llegar a mi casa fue un auténtico reto. Tenía que combinar JR con metro normal y todo el proceso se volvió un caos. Di mil vueltas, compré billetes por error... había zonas en las que no había escaleras mecánicas y tuve que cargar con las maletas a cuestas. Menos mal que hubo gente muy amable que me ayudó en momentos puntuales.
Una vez hube llegado a mi barrio y, a pesar del mapita que me habían dado del recorrido que tenía que hacer desde la estación, me perdí otra vez como una idiota y tuve que volver a preguntar. Por suerte, en una frutería de por aquí, la hija de la dueña me buscó la dirección en google maps y me acompañó hasta la puerta. Fue muy maja y se presentó; espero volver a verla estos días, ya que podría ser por lo menos un conocido en esta ciudad tan fría.
Y ya cuando llego a casa y creo que la pesadilla ha terminado: ¡Sorpresa! Me habían dado mal el código de la entrada y la puerta no se abría. Probé de una y mil maneras, pero no funcionaba de ninguna forma. Os juro que casi me echo a llorar allí mismo. Tenía una frustración enorme encima y pensaba que iba a reventar por algún lado. Tuve la suerte de que uno de los chicos que viven aquí estaba en casa y me explicó lo del código, porque si no, me habría quedado de puertas afuera.
Estaba tan, pero tan cansada ayer, que me dormí a las diez de la noche, y si me conocéis, sabréis que es rarísimo que con mi insomnio descanse tanto Y nada, visto que estamos de festivos por lo de la nueva era y dado mi colapso mental de anoche, he decidido que hoy no voy a hacer nada productivo.
He salido hace nada a por una pizza, porque necesitaba sentirme un poco en casa y supongo que iré en un rato a hacer algo de compra para los próximos días.
He de decir que desde que me levanté esta mañana sí que estoy mejor que ayer. A pesar de que mis compañeros de casa prefieren hacer como que no existen -cosa que no sé si agradecer o reprochar- he tenido la suerte de cruzarme con el encargado de limpieza de las zonas comunes, que, además de ser muy majo, me ha explicado todo lo que necesitaba saber del funcionamiento de la casa. Así que aunque ando todavía un poco decaída por lo de ayer, siento que las cosas podrían empezar a mejorar pronto, por lo que, a pesar de lo mucho que me cuesta, voy a intentar ser más positiva.
Y nada más por hoy. La verdad, no sé cuándo ni cuánto me apetecerá escribir en los próximos días, pero es muy posible que me veáis más a menudo por estos lares, ahora que tengo bastante tiempo y que todavía no he encontrado trabajo en terreno nippón.
Nos vemos.
Matta ne n.n
Me alegra saber de ti, espero que te vaya muy bien en tu nueva vida nipona aunque el primer día fuera un caos todo salio bien ^^
ResponderEliminarCreo que lo de que el primer día sea un infierno es lo más normal, sobre todo porque tienes que cargar con las maletas (lo dice una que también tuvo que cargar de regreso a casa con dos maletones + la maleta de mano desde el apartamento al aeropuerto con sus correspondientes transbordos en el metro por haber comprado de más no sólo en un viajes, sino en dos, porque no aprendo. A día de hoy todavía no sé cómo lo conseguí).
ResponderEliminarEn cualquier caso, aunque al principio sea complicado seguro que las cosas van mejorando y se convierte en toda una experiencia que te alegrará haber podido vivir, así que disfrútalo mucho.
A mi me falta valor (y me sobran años) para vivir algo así por lo que espero que de vez en cuando nos hables de cómo te va por ahí para poder disfrutarlo nosotros también un poquito ^^