Las tres de la mañana. Umiko se dispone a dormir después de una larga noche de estudio. Se levanta de su mesa y se desliza hasta el baño para lavarse los dientes. El sueño la está devorando poco a poco.
Una vez concluido su ritual nocturno, se tumba con pesadez sobre su cama. Con los ojos cerrados, dejándose llevar por los brazos, un ruido abrupto hace que se ponga alerta: una mosca. Y no una mosca cualquiera. Una mosca de las que zumban como si no hubiera un mañana, de las que pueden amargar la tarde al más campechano.
Por un momento, se plantea levantarse. No. Debo aguantar. Necesito dormir. Cierra sus ojos con fuerza. El sonido cesa. Y cuando cree que todo ha acabado, vuelve a empezar. Los pensamientos se agolpan en su cabeza. En medio de su angustioso debate, la mosca se posa sobre su cabeza. Umiko se revuelve como gato al que quieren cortar las uñas.
Se acabó.
Esto es entre ella y yo.
Umiko se levanta de su cama y enciende la luz. Intenta localizar a su presa, pero se ve obligada a ponerse las gafas. Una vez fijado el objetivo, memoriza su trayectoria con exactitud y toma una decisión: abrir la ventana.
Agazapada tras su cama, Umiko espera a ver si su estrategia funciona. La mosca ya se había posado varias veces en el cristal. Es cuestión de tiempo.
Pero no. Pese a todo pronóstico, la mosca se posa sobre el bordillo de la ventana. Umiko corre a hacerle aspavientos, pero la mosca vuelve a entrar en la habitación. Mosca 1, Umiko 0.
Umiko entonces decide recurrir a la artillería pesada. Desaparece durante unos instantes y reaparece con el arma definitiva: el matamoscas. De nuevo, la mosca vuela incesantemente sin esperar el destino que le deparaba. Se posa varias veces, pero ninguna es en el lugar adecuado. De pronto, comete un error que le costará la vida: se posa en su mesa.
Umiko la golpea con todas sus fuerzas, dejándola ligeramente atontada. Con entonces utiliza su matamoscas para hacer de palanca y la tira por la ventana.
La guerra había terminado.
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Y esta es mi forma de contaros lo que me pasó el otro día, antes de un examen. Os cuento que todavía estoy acabando exámenes, pero lo peor ya ha pasado.Quiero volver a hacer entradas, pero me está doliendo bastante la muñeca, así que iré subiendo cosas poco a poco. Por lo pronto ya tengo dos reseñas pendientes para hacer, así que no os preocupéis.
Espero que os haya gustado este "relato corto" chorras.
Nos vemos
Matta ne n.n
jajajaja malditas moscas, a mi me joden mas los mosquitos que son más difíciles de ver y de matar ¬¬
ResponderEliminarMe alegro que haya pasado lo peor, suerte con los exámenes que te quedan ;)
Los mosquitos son peores, pero de alguna forma, como que molestan menos.
EliminarMuchas gracias n.n
La mosca, el único animal que tropieza 1514651456 veces con la misma ventana. Já, y luego dicen de el humano.
ResponderEliminarY lo siguen haciendo. A mí lo que más rabia me da es cuando logras que salgan por la ventana, dan la vuelta y vuelven a entrar.
EliminarJajajajaja, me meo xD A mí lo que me molesta por las noches son esos mosquitos que zumban en el oido con ese ruidito infernal... Luego te levantas, enciendes la luz y no les ves! No puedo con ellos D:
ResponderEliminarMuchísima suerte con los exámenes, ya verás como el esfuerzo merece la pena ^^
¡Un besito!
Son los súpermosquitos: se camuflan con todo lo inimaginable. Disponibles en tres colores (sí, suena a anuncio de juguetes). Muchas gracias por el apoyo.
EliminarNos vemos n.n
Que gracioso!!
ResponderEliminarMucho ánimo con los exámenes.
Gracias por el apoyo. Ya me queda nada n.n
EliminarJajajajaja.... me ha encantado tu historia, ha sido muy divertida. Me alegra que al final salieras victoriosa xD
ResponderEliminarFue una batalla muy larga y tortuosa, pero la victoria es dulce! xD
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