¡Me han seducido! + reflexión

¡Hola~!

Estos días ando sin mucho que contar (entre otras cosas porque ando bastante liada), pero quería comentaros una cosilla que me pasó el otro día. Más bien ha sido la historia de cómo he caído en los brazos de un manga sin ni si quiera darme cuenta.

Como ya  os había dicho hace meses, estoy intentando no empezar series nuevas y menos que estén abiertas en Japón. El caso es que había cierto manga que cada vez que iba a la librería me llamaba la atención, pero casi siempre pasaba de él porque está abierto. Y con esta política, estuve evitándolo como durante cuatro meses, cuando el otro día... caí.

Cometí el error de abrir el tomo por la primera página y la ilustración a color me enamoró. Ya sabía de antes que el dibujo era de mi estilo y me gustaba, pero había hecho el esfuerzo de evitarlo. Y no lo conseguí. Por no mencionar que la edición es de Norma editorial (lo cual garantiza que está muy chula) y además venía con caja. Sí, muchos ya lo habréis adivinado: os estoy hablando de Noragami.

Si me pongo a pensar en ello, es como si un tío buenorro me estuviera dando la brasa toda la noche y, cuando estoy a punto de irme, me fijo en su cara y digo que sí. Más o menos así me sentí cuando llegué a mi casa y vi que volvía a las andadas. Ains, si es que no tengo remedio. 

Muchos pensarán que el que me sedujo fue Yato; pues no. Fue Yukine. Lo cual hace que me empiece a preocupar ligeramente sobre mis gustos.

De izquierda a derecha:  Yukine,  Yato y Hiyori

Sin embargo, la entrada de hoy no es solo para contaros esto, sino para deciros que, a veces el instinto nos aconseja bien. Es decir, yo hay series que compro impulsivamente y luego me arrepiento (sobre todo las cortas, para qué negarlo) y algunas me fijo en la estética y así acabo decepcionándome. Sin embargo, es la segunda vez que me pasa que me digo que no voy a comprar algo y al final lo hago.

La primera vez me pasó con En la misma clase, y, no sólo no me arrepentí, sino que se convirtió en otra de mis obras favoritas. La sensación que me dio esta vez fue la misma. Es como que lo dejo en la tienda, pero sigo quedándome con cierta atracción hacia ella. Y la verdad, creo que he vuelto a acertar.

Al llegar a casa me puse a ver la primera temporada del anime (aunque no quiero ver más, para no spoilearme) que había rechazado hace tiempo y, es cierto lo que había leído por ahí: a partir del segundo episodio mejora un montón. Ya os haré reseña, pero he de decir que me está gustando un montón y que los personajes son muy buenos.

A lo mejor la estoy fastidiando metiéndome en otra serie (en nada sale Owari no Seraph), pero creo que no me voy a arrepentir. Creo que es hora de que vaya leyendo más de lo que compro y no tanto esperarme a acumular tomos. Además, estoy cerca de acabar un par de series así que bueno... creo que podría ser mucho peor.

Y bueno, esto es todo el baralle mental de hoy. Últimamente estoy preocupándome demasiado por los gastos. Creo que voy a comprar lo que tengo pensado y, aunque es cierto que me quiero gastar de golpe bastante dinero, creo que merecerá la pena. Ya lo iréis viendo, pero os daré una pista: sorprendentemente, todo es del mismo autor.

¿A vosotros os ha pasado que os engancháis a una serie sin querer? ¿O gastar de golpe mucho dinero porque una serie os fascina? Ya me contaréis. Espero vuestros comentarios.

Nos vemos.

Matta ne n.n