Fullmetal Alchemist: Análisis

En esta entrada vamos a analizar los diferentes aspectos de la trama del manga Fullmetal Alchemist, por lo que habrá numerosos SPOILERS a lo largo de todo el texto. Si no te quieres enterar de nada, por favor, no sigas leyendo.

Como ya os he comentado, hay muchos elementos interesantes en esta historia que reflejan con crueldad nuestra sociedad actual a grandes rasgos: por una parte tenemos un ejército corrupto, que utiliza impunemente a los humanos como conejillos de indias y que está liderado por los cómplices de varias masacres y seres evolucionados a partir de los humanos empleando la piedra filosofal (homúnculos). 

El propio país se convierte en un utensilio desde el momento de su creación para servir a estos homúnculos. Por este motivo comienzan muchos enfrentamientos bélicos. Por ejemplo, de la guerra de Ishval podemos extraer múltiples paralelismos con la Segunda Guerra Mundial: el exterminio de una raza a manos de un país líder, considerado "superior" y un gobernador que hace más el papel de dictador por otra cosa.

Después nos encontramos con Scar, un ishvalí que ha decidido dejar su nombre atrás y se dedica a matar a los alquimistas nacionales. A través de este personaje podemos ver cómo funciona la venganza y el resentimiento dentro del ser humano: llegado el momento en el que se encuentra a Winry (la hija de unos doctores que asesinó) se dispone a aceptar las consecuencias de sus actos. Sin embargo, Scar juega un papel muy importante en la liberación del país y es por ello por lo que le dejan libre hasta que pueda tener un juicio. De aquí extraemos que el pasado puede olvidarse si con ello ayuda a construir un futuro mejor

Por otro lado, nos encontramos con el "líder de los malos", el homúnculo al que todos llaman "padre". Es una metáfora del ego del hombre que intenta, no sólo llegar a ser dios, sino engullirlo y apoderarse de él. Sin embargo, tanto poder escapa a su control y acaba destruyéndose a sí mismo. Hablamos de un ser que se despoja de los pecados capitales para llegar a ser perfecto, cuando realmente son esos defectos los que constituían su poca humanidad.

Encuentro del homúnculo padre con los protagonistas.

En cuanto a los pecados capitales, encontramos varias ironías. Por ejemplo, Envy (envidia) que alardeaba del hecho de ser un homúnculo y no ser humano, al final resulta anhelar convertirse en uno. Por su parte Greed (Codicia), afirmaba querer poseerlo todo y, sin embargo, en el fondo solo ansiaba amigos de verdad. Esto nos muestra que nuestros propios defectos se basan en necesidades básicas; traumas que nos cambiaron o pequeños deseos que nunca pudieron cumplirse. De esta manera, el hombre se configura a sí mismo como ser egoísta y dominante.

Si nos centramos más en cada personaje, resulta inquietante ver el precio que conlleva conocer "la verdad". Al principio puede parecer que el coste es el mismo para cada uno, pero, realmente, cada persona da de sí aquello que valora más. No entendía muy bien por qué Al perdía su cuerpo y Ed sólo una pierna, mientras que su maestra se volvía estéril, hasta que llega la escena en la que se encuentran con el homúnculo "padre" (imagen de la derecha).

La alquimia tiene tres leyes fundamentales:

1. Para conseguir algo, tienes que dar algo del mismo valor.
2. No se puede transmutar oro.
3. No se puede realizar la transmutación humana.

Resulta impactante cuando nos explican el porqué de estas normas. La primera es para evitar que alguien se haga con demasiado poder. La segunda, es para evitar que la economía se vea afectada. Y la tercera es para evitar que alguien se haga un ejército propio. Y es en este punto en el que debemos centrarnos: en utilizar almas en pena para dar vida a soltados sin miedo; soldados, que, por cierto, se niegan a acatar cualquier tipo de orden y acaban siendo otra amenaza más. De nuevo volvemos al principio: el afán por intentar ser dios.

Así mismo, la búsqueda de "la verdad" de los protagonistas representado por su largo viaje, nos muestra a Ed como un personaje anclado a sus ideales e incapaz de dar su brazo a torcer. El comprender el valor de una vida humana le lleva a negarse a matar a toda costa, incluso si eso conlleva un peligro mayor. De esta manera presenciamos ese niño obligado a madurar por circunstancias de la vida que sigue siendo iluso y bondadoso.

Y, finalmente, la piedra filosofal es un elemento clave en la estructura de la trama: la piedra legendaria con la que se puede romper la ley alquímica del "intercambio equivalente". Sin embargo, el precio a pagar es todavía mayor; vidas humanas. Por este motivo nos encontramos con una doble moralidad: por una parte, el ejército no tiene ningún reparo en utilizar esclavos y rehenes de guerra para fabricarlas y emplearlas para sus beneficios; por otro, tenemos a aquellos que conocen la atrocidad que suponen y reniegan de su existencia.