Reseña manga: J no subete

Hace unos días os dejé en mi canal de youtube un primeras impresiones de un manga único, cargado con una estética particular, personajes carismáticos y un contexto muy definido. Os estoy hablando de J no subete.

Situado en la década de los ochenta, J no subete nos cuenta la historia de J, un chico que no es como los demás. La vida le ha golpeado con una serie de sucesos traumáticos que le han cambiado por completo. Su mayor ídolo es Marilyn Monrou, y sueña con convertirse en alguien como ella. 

Hay muchos aspectos en esta obra que merecen la pena, pero sobre todo, voy a centrarme en el que es, sin duda, el más relevante de todos: su protagonista. J es uno de los personajes más interesantes que he conocido en mi vida. Para empezar, es transexual, lo cual en aquella época era un tabú infranqueable. Él tiene muy claro lo que siente y lo que quiere en la vida y no duda en anteponer sus deseos al juicio de los demás.  Tiene una personalidad muy marcada y un erotismo magnético que acaba cautivando a todo el que le conoce.

El papel del sexo en esta obra es fundamental. No es una serie con fanservice para alegrarle la vista al personal. Más bien es una perspectiva totalmente diferente sobre las relaciones humanas. J es una persona con una sexualidad totalmente liberal; y no quiero que me malinterpretéis. No estoy diciendo que sea ninfómano ni que sea una persona lujuriosa, sino que el sexo forma parte de él. Esa personalidad que atrae a los demás, también condiciona muchas de sus decisiones y su forma de sucumbir a los deseos de la carne. No es alguien lascivo, es alguien que explota los placeres de su cuerpo sin temor a lo que los demás opinen de él.

La época se ve perfectamente reflejada en todos los capítulos del manga. Todos y cada uno de sus personajes forman parte de esa mente colectiva llena de prejuicios hacia los demás. De hecho, aquí es donde se ve a J como un elemento diferenciador: cuando era pequeño, sufrió cierta experiencia traumática considerada intolerable por la sociedad, cuando realmente él era partícipe consciente de todo el proceso.

En cuanto al dibujo, es muy característico. Y en cierto modo me da rabia no haberme dado cuenta de que se trata de la misma autora de En la misma clase. En el principio de la obra, los protagonistas no se parecían estéticamente en nada a otras obras de la autora, pero al llegar hacia los últimos capítulos, sí que se aprecia el parentesco.

He de deciros que hay una subtrama amorosa. Sin embargo, tiene muy poco peso en lo que es la historia en general, ya que lo primordial es la evolución de J como personaje. De todas formas, tiene su encanto y se hace especial incapié en ella en algunos capítulos concretos.

El final es algo enrevesado y complejo. Si os digo la verdad, no he entendido muy bien los dos últimos episodios. Pasan una serie de cosas que desvían la atención del lector y al final, (al menos en mi caso) no me quedó del todo claro cómo ocurrió. Sin embargo, me gusta que sea cerrado y conclusivo y, en general, me ha gustado pese a mi pequeña confusión.

En definitiva, es una obra única y exclusivamente para adultos. Es difícil de entender y compleja, pero precisamente por eso es una historia tan peculiar y tan fascinante. Si habéis vivido en la época de los ochenta y os llama la atención, os la recomiendo sin lugar a dudas.

Calificaciones:

Dibujo: 4/5

Historia: 4/5

Personajes 5/5

General: 5/5