¡Hola!
Parece que últimamente solo vuelvo a mi blog para quejarme. Estos últimos meses he pasado por una de las peores etapas de mi vida con diferencia: ansiedad, depresión, putadas en el trabajo, problemas familiares, inestabilidad económica... creo que todos los palos me han ido cayendo tan seguidos que ya no sé ni de dónde han venido.
El caso es que estoy buscando cambiar de trabajo; al menos uno de ellos y claro, el proceso de búsqueda te obliga a pasar por varias entrevistas. Esta semana, para más inri, estoy con un gripazo de la leche. Hacía años que no tenía fiebre y todavía no he conseguido que se baje del todo. De ser una persona normal, me habría quedado en cama guardando reposo unos días, pero no puedo; cuando trabajas por horas y tu sueldo depende de cuánto trabajes, el descanso no es una posibilidad. Y los pocos ratos que tengo libres, los uso para ir haciendo entrevistas. Aun con todo lo que tengo encima, esta mañana he hecho un esfuerzo por ir a la cita que tenía fijada para hoy... y vaya cita.
Presenté mi solicitud como profesora de español para una academia de idiomas de Shinjuku. La empresa parecía seria. Me pidieron que llevase mi CV, mi tarjeta de residente y una clase de muestra para principiantes de unos 15 minutos. Hasta ahí, todo correcto.
Ayer, pese a que había trabajado 7 horas y estaba que me quería morir, puse mis esfuerzos en redactar una lección con muchos ejemplos. Como tema elegí "las diferencias entre ser y estar en español"; un tema bastante básico, pero a la vez lo suficientemente complejo para que pudieran ver cómo explico. Lo dicho, preparé la ficha, puse ejemplos, añadí un ejercicio al final para ver si se había entendido el ejemplo y lo metí en mi ipad. Por supuesto, cada apartado estaba traduciendo al japonés, intentando que la clase fuera fácil de entender. No tenía ni idea de si en la escuela usaban algún tipo de pantalla, proyector o pizarra, así que pensé que, aunque fueran varios entrevistadores, podría ponerme cerca y enseñar el contenido de forma correcta.